Guía Práctica de la Organización Mundial de Gastroenterología
Actualizado en octubre de 2015
Equipo de revisión
Richard Hunt (Reino Unido/Canadá)
David Armstrong (Canadá)
Peter Katelaris (Australia)
Mary Afihene (Ghana)
Abate Bane (Etiopía)
Shobna Bhatia (India)
Min-Hu Chen (China)
Myung Gyu Choi (Corea)
Angelita Cristine Melo (Brasil)
Kwong Ming Fock (Singapur)
Alex Ford (Reino Unido)
Michio Hongo (Japón)
Aamir Khan (Pakistán)
Leonid Lazebnik (Rusia)
Greger Lindberg (Suecia)
Maribel Lizarzabal (Venezuela)
Thein Myint (Myanmar)
Joaquim Prado Moraes-Filho (Brasil)
Graciela Salis (Argentina)
Jaw Town Lin (Taiwán)
Raj Vaidya (India)
Abdelmounen Abdo (Jartum)
Anton LeMair (Países Bajos)
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Esta es la segunda guía de WGO publicada para complementar los temas del Día Mundial de la Salud Digestiva (DMSD). El objetivo de la WGO con esta guía es orientar al personal sanitario para que pueda ofrecer un mejor manejo de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). A esos efectos se ha elaborado un documento conciso con recomendaciones basadas en la evidencia más reciente mediante un proceso mundial de consenso de expertos, centrado en las mejores prácticas actuales.
Las directrices de WGO tienen como objetivo destacar las opciones de manejo apropiadas, sensibles al contexto y a los recursos para todas las regiones geográficas, independientemente de si se consideran “en desarrollo”, “semi-desarrolladas” o “desarrolladas”.
Para poder aplicar un enfoque global estandarizado, la epidemiología de la ERGE y los síntomas tipo reflujo deberían ser comparables en todo el mundo, y se debería disponer en todos lados de todos los estudios diagnósticos y todas las opciones de tratamiento médico. Empero, ni la epidemiología de la enfermedad ni la disponibilidad de recursos para el diagnóstico y tratamiento de la ERGE son lo suficientemente uniformes en todo el mundo como para respaldar la indicación de un único esquema y un único patrón oro.
La ERGE es una entidad que se presta en especial para el enfoque de cascada de la WGO, por lo que esta guía mundial de la WGO incluye una serie de cascadas que pretenden brindar opciones sensibles a los contextos y a los recursos para el diagnóstico y el manejo de ERGE. Las Cascadas de la WGO no pretenden reemplazar las pautas “patrón oro” elaboradas por los grupos regionales y las sociedades nacionales, sino más bien, servir como un complemento de carácter “mundial”.
En la actualidad, la ERGE tiene una amplia prevalencia en todo el mundo, y hay claras pruebas de que está aumentando en muchos países en desarrollo. Las recomendaciones de prácticas deben ser sensibles al contexto, tratando de optimizar la atención, teniendo en cuenta los recursos locales y la disponibilidad de sistemas de apoyo a la asistencia sanitaria. La expresión de la enfermedad se considera similar en todas las regiones, siendo la acidez (también denominada ardor de estómago, pirosis, acidez gástrica o acidez estomacal) y la regurgitación los principales síntomas. Para el manejo inicial, el paciente puede tratar de aliviar su acidez gástrica adquiriendo por su cuenta medicamentos de venta libre, o puede consultar a un farmacéutico. Cuando los pacientes perciben que sus síntomas se hacen más problemáticos, es posible que consulten a un médico; según las circunstancias del paciente y la estructura del sistema local de asistencia médica, los pacientes pueden buscar asesoramiento en el nivel de atención primaria o consultar a un gastroenterólogo o cirujano, directamente o por referencia. El enfoque en cascada de la WGO busca optimizar el uso de los recursos disponibles de atención médica para pacientes individuales, en función de su ubicación y acceso a diversos proveedores de atención médica.
1. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) puede definirse como una entidad con síntomas problemáticos suficientes como para afectar la calidad de vida de un individuo, o lesiones o complicaciones producidas por el flujo retrógrado de contenido gástrico al esófago, la orofaringe y/o las vías respiratorias.
2. Los síntomas inducidos por el reflujo, la esofagitis erosiva y las complicaciones a largo plazo [2] pueden tener efectos muy nocivos en las actividades diarias, la productividad laboral, el sueño y la calidad de vida. La definición de ERGE de Montreal establece que se considera “síntomas molestos” a aquellos síntomas moderados a severos que aparecen uno o más días por semana.
3. La ERGE se puede clasificar según la presencia o ausencia de erosiones; cuando hay síntomas de ERGE y el examen endoscópico no revela erosiones, se hace el diagnóstico de enfermedad por reflujo no erosiva (ERNE), mientras que los síntomas de ERGE con erosiones constituyen una esofagitis erosiva (EE) [3]. Cabe destacar que también puede haber EE en ausencia de síntomas [4].
4. La ERNE se ha definido en particular como “una subcategoría de ERGE caracterizada por síntomas relacionados con el reflujo problemático en ausencia de erosiones de la mucosa esofágica en la endoscopia convencional y en ausencia de terapia supresora de ácido reciente”. Además, a esta definición se le agregó una frase referente a un componente patobiológico y diagnóstico [5], estableciendo que “las pruebas a favor de este diagnóstico incluyen, entre otras, la capacidad de responder frente a la supresión del ácido, monitoreo positivo del pH durante 24 horas (asociación positiva de los síntomas) o identificación de huevos hallazgos endoscópicos, morfológicos o fisiológicos.” La ERNE es de lejos la forma más frecuente de ERGE a nivel mundial [5].
5. Se utiliza el término “esófago de Barrett” (EB) cuando en la endoscopía se observa un revestimiento columnar del esófago, que se confirma histológicamente. Esta es actualmente la única complicación identificable de ERGE que tiene un conocido potencial maligno.
6. Los síndromes de ERGE extraesofágica se pueden categorizar como afecciones que tienen una asociación bien establecida con ERGE (tos, laringitis, asma, erosiones dentales) y otras en las que la asociación solo ha sido propuesta (faringitis, sinusitis, fibrosis pulmonar idiopática, otitis media) [6].
La frecuencia y la gravedad de los síntomas relacionados con el reflujo pueden variar a lo largo de un espectro continuo. Hay individuos que presentan síntomas ocasionales de reflujo leve que no los molestan y no se considera que cumplan con los criterios para un diagnóstico de ERGE; en tales individuos, los síntomas deben manejarse con tratamientos intermitentes de baja intensidad y ajustes de estilo de vida según sea necesario.
La ERGE es una enfermedad mundial, y la evidencia sugiere que su prevalencia está aumentando. Las estimaciones de prevalencia muestran una variación geográfica considerable, pero actualmente solo en el este de Asia las estimaciones de prevalencia son consistentemente inferiores al 10% [9]. La alta prevalencia de ERGE, y por lo tanto de síntomas molestos, tiene consecuencias sociales importantes, que afectan negativamente la productividad laboral [10] y muchos otros aspectos relacionados con la calidad de vida para los pacientes individualmente [11,12].
Todavía faltan estudios epidemiológicos sólidos para los países desarrollados como Japón, así como para muchas economías emergentes, como Rusia, India y el continente africano. También hay pocos datos sobre la prevalencia de ERGE en poblaciones pediátricas, la incidencia de ERGE [9] (Tabla 1), su historia natural y sus causas.
La mayoría de los estudios epidemiológicos sobre la afección se basan en los síntomas [4]. Dadas las dificultades que plantea el diagnóstico basado en síntomas, es probable que los datos epidemiológicos sobre la prevalencia de los síntomas del reflujo gastroesofágico (SRGE) sean poco fidedignos. Esto se debe en parte a que la descripción y la nomenclatura de los síntomas de reflujo varían según las regiones, y en parte porque la descripción de los síntomas gastrointestinales altos (síntomas “dispépticos”) puede ser muy similar aun cuando los pacientes padezcan patologías gastrointestinales altas muy diversas, como enfermedad por úlcera péptica, dispepsia no ulcerosa, dismotilidad o ERGE [13]. No obstante, resulta esclarecedor informar la prevalencia de los síntomas “dispépticos” en todo el mundo, ya que estos datos afectan la probabilidad previa a la realización de pruebas, de que los síntomas gastrointestinales altos sean atribuibles al reflujo gastroesofágico.
La ERGE es un trastorno sensoriomotor asociado con alteración de los mecanismos normales contra el reflujo (p. ej., Función del esfínter esofágico inferior, ligamento frénico-esofágico), con alteraciones de la fisiología normal (p. ej., alteración de la peristalsis esofágica, aumento de la presión intragástrica, aumento del gradiente de presión abdominotorácica) o, muy raramente, exceso de secreción de ácido gástrico (síndrome de Zollinger-Ellison).
Alimentación y estilo de vida
Medicamentos: ciertos medicamentos pueden afectar la ERGE
Ver también la sección 3.2 sobre la historia y el examen físico del paciente.
El tratamiento de las comorbilidades (p. ej., con antagonistas de los canales del calcio, anticolinérgicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) puede afectar negativamente a la ERGE y su tratamiento [23]. Algunos medicamentos (p. ej., bisfosfonatos, antibióticos, suplementos de potasio) pueden dañar la parte alta del tracto gastrointestinal y exacerbar los síntomas de reflujo o la lesión inducida por el reflujo.
Embarazo
La acidez gástrica o pirosis durante el embarazo generalmente no difiere de la presentación clásica en la población adulta, pero empeora a medida que avanza el embarazo. La regurgitación se produce con aproximadamente la misma frecuencia que la acidez estomacal, y la ERGE en el primer trimestre se asocia con la alteración de una serie de respuestas fisiológicas [24,25]. Los factores que aumentan el riesgo de acidez estomacal [26] son: acidez antes del embarazo, paridad y duración del embarazo. La edad materna se correlaciona inversamente con la aparición de acidez gástrica relacionada con el embarazo [27].
Otros factores patobiológicos
La ERGE puede variar mucho en su presentación clínica, tanto por sus síntomas como por sus lesiones, que pueden manifestarse por separado o en combinación.
Los términos “pirosis/acidez” no tienen equivalente en muchos idiomas, por ejemplo, los pacientes asiáticos pueden percibir y describir la acidez estomacal como dolor en el pecho. Los “gases” - generalmente referidos como eructos o distensión y un deseo de eructar son de las principales quejas en muchos pacientes con ERGE, así como con otras “enfermedades” gastrointestinales altas. [6].
La evaluación de los síntomas es clave para el diagnóstico de ERGE, particularmente cuando se evalúa la eficacia del tratamiento. La pirosis/acidez y la regurgitación son los síntomas más comunes, pero puede haber síntomas atípicos de ERGE, con o sin los síntomas comunes. Los síntomas atípicos pueden incluir dolor epigástrico [34] o dolor torácico [1,35], que pueden simular un dolor cardíaco isquémico, así como tos y otros síntomas respiratorios que pueden simular asma u otros trastornos respiratorios o laríngeos. También puede haber disfagia. Una minoría de pacientes con ERGE tiene múltiples síntomas inexplicables, que pueden estar asociados con trastornos psicológicos [8].
La mayoría de los rasgos de alarma no son específicos para ERGE; muchos están asociados con diagnósticos alternativos no vinculados a la ERGE. En la mayoría de los países, muchas de estas características se relacionan con el cáncer gástrico, la úlcera complicada u otras enfermedades graves.
Véase también la Guía Mundial de la WGO referente a los síntomas gastrointestinales frecuentes (http://www.worldgastroenterology.org/guidelines/global-guidelines/common-gi-symptoms).
La presencia de síntomas de pirosis/acidez y/o regurgitación dos o más veces por semana sugiere ERGE [47]. [Los criterios clínicos, endoscópicos y referentes al pH brindan una caracterización exhaustiva de la enfermedad, aunque generalmente no se requieren estudios para establecer un diagnóstico de ERGE - con la advertencia de que la probabilidad de tener ERGE previa a los estudios varía notablemente entre las diferentes regiones geográficas. (Consulte también la sección 1.2, Definición y descripción de ERGE).
La evaluación inicial debe documentar la presencia, gravedad y frecuencia de la acidez estomacal/pirosis, la regurgitación (ácida o de cualquier tipo) y los rasgos de alarma; también se deben buscar síntomas atípicos esofágicos, pulmonares, otorrinolaringológicos y bucales. Puede ser útil evaluar factores precipitantes como las ingestas, la dieta (grasa), actividades (agacharse) y la posición en decúbito; y los factores que calman la sintomatología (bicarbonato, antiácidos, leche, medicamentos de venta libre).
En ese sentido, es importante descartar otros diagnósticos gastrointestinales, en particular el cáncer gastrointestinal alto y la enfermedad ulcerosa, especialmente en áreas de prevalencia. También es importante considerar otros diagnósticos no gastrointestinales, especialmente la cardiopatía isquémica.
Las herramientas del cuestionario de diagnóstico para ERGE (cuestionarios de enfermedad por reflujo, RDQ, por su sigla en inglés) fueron desarrolladas para estudios epidemiológicos. Sin embargo, los RDQ no tuvieron resultados particularmente buenos en el estudio Diamond [32]. De hecho, el diagnóstico hecho por un médico - como el médico de familia o el gastroenterólogo mostró una mejor sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de ERGE que el RDQ. Los cuestionarios suelen ser difíciles de usar en la práctica clínica. Una cuidadosa anamnesis constituye la base del diagnóstico sintomático, reservándose la esofagogastroduodenoscopía (EGD) para identificar o descartar lesiones estructurales importantes en casos seleccionados.
Una evaluación de la “probabilidad previa a la prueba” local según la región donde vive el paciente puede dar una cierta orientación con respecto a las opciones y la secuencia de pruebas que se necesita para el diagnóstico, dado el escaso valor predictivo de la mayoría de los síntomas.
Tratamiento con IBP como ayuda para el diagnóstico
Infección por Helicobacter pylori [50]
En muchos países con una alta prevalencia de H. pylori, la úlcera péptica y el cáncer siguen siendo más frecuentes que la ERGE y su morbilidad y mortalidad son mucho mayores [51].
IBP y H. pylori
La relación entre la terapia con IBP y la progresión de gastritis y atrofia del cuerpo gástrico en pacientes con infección gástrica por H. pylori se ha aclarado desde las observaciones iniciales de Kuipers y col. [54]. Los IBP se asocian con un empeoramiento del grado histológico de la gastritis en los pacientes infectados por H. pylori, lo que se acompaña de una mayor prevalencia de atrofia de la mucosa gástrica y metaplasia intestinal [55], la que aparece antes, y con mayor frecuencia, que en los pacientes infectados con H. pylori que no reciben IBP. Este riesgo de atrofia de la mucosa gástrica y metaplasia intestinal no se observa cuando se usan los IBP en pacientes que no están infectados o en aquellos en los que se ha logrado erradicar el H. pylori antes de usar los IBP de forma prolongada. Como se sabe que la atrofia de la mucosa gástrica y la metaplasia intestinal son los principales factores de riesgo para la aparición de un adenocarcinoma gástrico, la mayoría de las guías de expertos recomiendan realizar pruebas y tratar el H. pylori antes de administrar el IBP por períodos prolongados, especialmente en pacientes más jóvenes.
Endoscopía (EGD)
Generalmente se realiza EGD para síntomas gastrointestinales altos de reciente aparición, casi independientemente de la edad, en regiones donde está disponible y es asequible y donde hay alta frecuencia de enfermedad ulcerosa y gran preocupación por la posibilidad de neoplasias, como sucede en la mayor parte de Asia [56]. Las cascadas que figuran a continuación intentan solucionar la escasa disponibilidad de endoscopia en áreas con menos recursos, sugiriendo el tratamiento empírico para erradicar el H. pylori como estrategia de primera línea.
Otros estudios
No es frecuente que se necesiten más estudios, aparte de la EGD; además, los otros exámenes suelen variar en exactitud y a menudo no están disponibles.
Los objetivos de la evaluación del paciente incluyen la valoración de los síntomas y de los factores de riesgo para el diagnóstico de la ERGE y la predicción de las secuelas a largo plazo. En este sentido, es importante considerar la epidemiología regional de la enfermedad gastrointestinal alta y la probabilidad de ERGE previa a la prueba en relación con otras afecciones. Por ejemplo, en Asia, el EB no es frecuente, por lo tanto, no es un riesgo importante para adenocarcinoma esofágico, que ya es de por sí mismo poco común. La prevalencia de la úlcera péptica y el cáncer gástrico son los principales motivos para solicitar una endoscopia en Asia, donde, a diferencia de Occidente, el adenocarcinoma esofágico es menos común. Es probable que la prevalencia creciente de los cánceres de la unión gastroesofágica en occidente también esté relacionada con la ERGE, aunque estos cánceres aún son poco frecuentes. Por el contrario, el cáncer escamoso es más común en otras partes del mundo (con una mayor prevalencia en Irán, por ejemplo), y está vinculado con factores distintos al reflujo. Se debería considerar la totalidad de estos factores al definir la secuencia y la elección de los estudios diagnósticos.
Características de los antecedentes personales y familiares
Las siguientes características pueden ayudar a diagnosticar y evaluar la gravedad de la ERGE:
Antecedentes medicamentosos: preguntar sobre los medicamentos que pueden provocar los síntomas de la vía digestiva alta (no necesariamente ERGE)
Historia dietética
Evaluación física: generalmente no hay signos físicos de ERGE
Se puede establecer un diagnóstico presuntivo de ERGE ante la presencia de síntomas típicos: acidez estomacal y regurgitación. En el embarazo, se puede diagnosticar la ERGE de manera confiable basándose exclusivamente en los síntomas.
Si los síntomas dominantes o más problemáticos son atípicos para la ERGE, se deben considerar otros diagnósticos, como las enfermedades relacionadas con H. pylori y los síntomas inducidos por AINEs. En regiones donde hay una alta prevalencia de infección por H. pylori, se debe considerar una estrategia inicial de prueba y tratamiento de H. pylori, o una endoscopia si es posible.
Los exámenes radiológicos rara vez resultan necesarios. La monitorización del pH esofágico o la impedancia-pH y la manometría esofágica se pueden realizar de forma segura, pero rara vez es preciso hacerlas. Se pueden evaluar los síntomas de reflujo intratable o las complicaciones de ERGE de forma segura con EGD [24,25].
En presencia de síntomas típicos de ERGE no se requiere endoscopia digestiva alta (EGD), pese a que el hallazgo de erosiones esofágicas o lesiones de la mucosa [41] tienen una alta especificidad para el diagnóstico de ERGE. La endoscopia se recomienda ante la presencia de síntomas de alarma y para la evaluación de pacientes que tienen un mayor riesgo de complicaciones u otros diagnósticos [41]. Las características endoscópicas de la enfermedad por reflujo han sido definidas por los grupos de consenso de Genval, Montreal y Vevey y en la clasificación de GERD de Los Ángeles [1,5,41,63].
Datos recientes indican que es razonable realizar una endoscopia para detectar EB en ciertos grupos de alto riesgo [64] en particular, los hombres blancos con sobrepeso mayores de 50 años con síntomas crónicos de ERGE tienen un mayor riesgo de adenocarcinoma esofágico.
Basado en: Katz y col. [3]. BE, esófago de Barrett; EE, esofagitis erosiva; EGD, esófago gastroduodenoscopia; EEo, esofagitis eosinofílica; SEME, sospecha endoscópica de metaplasia esofágica; ERGE, enfermedad por reflujo gastroesofágico; GI, gastrointestinal; ERNE, enfermedad por reflujo no erosiva; IBP, inhibidores de la bomba de protones; UBT, prueba de aliento con urea.
Nota: La definición de ERNE se basa en estudios, y probablemente no sea relevante para el diagnóstico y tratamiento de la ERGE por parte de médicos de familia y otros prestadores de servicios de salud de la comunidad, como los farmacéuticos.
EB, Esófago de Barrett; 2/día: dos veces al día; EGD, esófago gastroduodenoscopía; 1/día, 1 vez al día (diariamente); IBP, inhibidor de la bomba de protones.
Notas:
* Los rasgos de alarma justifican la realización de EGD en todas las regiones.
** Prevalencia de H. pylori:
Baja: <30% a nivel nacional, población de bajo riesgo, erradicación confirmada.
Alto: ≥ 30% a nivel nacional, pacientes mayores, región de alto riesgo (por ejemplo, poblaciones originarias de América del Norte), grupos étnicos de alto riesgo (inmigrantes de Europa oriental, América del Sur, África, subcontinente indio, Asia).
- Para EGD, realizar una biopsia esofágica en regiones de abundantes recursos o una biopsia para pacientes seleccionados en regiones con “recursos medios” si las características sugieren esofagitis eosinofílica.
- Para evaluar EGD, considerar solo si hay una alta prevalencia de EB en la población local y si hay abundantes recursos.
- Para la mayoría de los propósitos, EGD no alterará el manejo, en ausencia de rasgos de alarma o acceso a cirugía antirreflujo.
- No hay indicaciones para la serie gastrointestinal alta en el estudio de los síntomas gastrointestinales altos de rutina (dispepsia no estudiada).
Principios generales
Si bien la gravedad y la frecuencia de los síntomas varían mucho entre los pacientes con ERGE, los síntomas de reflujo (SRGE) ocasionales no cumplen con los criterios para un diagnóstico de ERGE y se manejan con tratamientos intermitentes de bajo nivel y ajustes del estilo de vida, según sea necesario. Los síntomas más frecuentes o graves interfieren en gran medida con la calidad de vida de los pacientes y justifican un tratamiento que sea suficiente como para normalizar su calidad de vida.
En general, el tratamiento de la ERGE sigue un enfoque gradual, tanto con respecto a las terapias como a los profesionales de la salud que dirigen el tratamiento o que están a su cargo.
Principios básicos
Los principios básicos del tratamiento de la ERGE incluyen intervenciones en el estilo de vida, reducción del ácido luminal esofágico, ya sea mediante la neutralización ácida local o mediante la supresión de la secreción de ácido gástrico mediante tratamiento médico; o, en raras ocasiones, cirugía antirreflujo. Los objetivos principales del tratamiento son aliviar los síntomas, mejorar la calidad de vida relacionada con la salud del paciente, curar la esofagitis, evitar la recurrencia de los síntomas y prevenir o tratar las complicaciones relacionadas con la ERGE de la manera más rentable.
Es probable que la pirosis infrecuente que ocurre menos de dos veces por semana pueda ser manejada por el propio paciente, ya que seguramente responda a un antiácido o alginato-antiácido, administrado una vez a la semana o con menos frecuencia. Es poco probable que estos medicamentos tengan efectos nocivos. Las combinaciones de alginato-antiácido son útiles y son superiores a los antiácidos solos [69].A este grupo de pacientes en particular le puede servir evitar los alimentos o los eventos que desencadenan los síntomas y evitar ingestas muy abundantes por la noche. La reducción de peso en aquellos que tienen sobrepeso también puede reducir la frecuencia de los síntomas.
Los pacientes que tienen síntomas más frecuentes deben ser evaluados para determinar si justifica indicarles un tratamiento más prolongado. En pacientes con diagnóstico de ERGE, es decir, que presentan síntomas problemáticos dos o más veces por semana, justifica indicar una terapia empírica con un inhibidor ácido (IBP o, si no se consigue, un H2RA). También se puede utilizar antiácidos/alginatos si no se consiguen IBP o H2RA, o para el alivio inmediato de los síntomas en pacientes que toman medicamentos supresores de ácido.
Si los medicamentos de venta libre o las medidas de modificación del estilo de vida fallan, los pacientes suelen consultar en primera instancia a un farmacéutico o un médico de atención primaria. La definición de fracaso del tratamiento depende en gran medida del tratamiento que se intenta. Por un lado, el tratamiento puede fallar porque el paciente en realidad no tiene ERGE; por otro lado, puede ser que el tratamiento sea inadecuado para hacer frente a la gravedad de la ERGE. En este último caso, puede haber una respuesta parcial a la terapia, y el manejo posterior se guiará según la disponibilidad y la optimización de terapias más potentes. Estos últimos pasos pueden requerir derivación a la atención secundaria si el manejo inicial falla [70]. El manejo del reflujo debe enfocarse en la mejor práctica clínica, teniendo como prioridad el tratamiento de los síntomas.
Autocuidado
Opciones para la automedicación asistida por farmacéutico
• IBPs de venta libre:
— Los pacientes que consultan en farmacias por síntomas frecuentes de reflujo pueden beneficiarse del tratamiento con IBP de venta libre
— Esomeprazol, lansoprazol, omeprazol, pantoprazol, rabeprazol, cuya disponibilidad sin receta puede diferir en cada país: consultar el sitio web de la Asociación de la Industria Europea para la Automedicación (http://www.aesgp.eu/facts-figures/otc-ingredients/)
— En otras jurisdicciones tal vez se consigan otros IBP son receta.
• Rasgos de alarma: ver sección 2.4.
— Verificar las interacciones medicamentosas.
Se debe evitar que el paciente mismo se trate sin estudios de evaluación si presenta las siguientes condiciones [74–77]:
• Síntomas de acidez o regurgitación que:
— Llevan > 3 meses con acidez gástrica severa o nocturna
— Continúan aun después de 2 semanas de tratamiento con un H2RA o IBP de venta libre
— Aparecen cuando el paciente está ya recibiendo un H2RA o IBP que se expende con receta
Acción de seguimiento
Opciones para médicos de familia
Opciones para especialistas (atención secundaria: gastroenterólogo, cirujano)
Para solucionar las necesidades de los pacientes, se debe tener en cuenta la totalidad de sus síntomas. Los otros síntomas, ya sea que se presenten con o sin pirosis, pueden responder de manera diferente al tratamiento.
4.3 Tratamiento de la ERGE en el embarazo
La intervención quirúrgica (generalmente fundoplicatura) en pacientes con ERGE está raramente indicada, pero se puede considerar si hay una hernia hiatal grande que causa síntomas de reflujo relacionados con el volumen y si hay evidencia de aspiración o disfunción del cardias. Otras indicaciones pueden incluir la falta de cumplimiento del tratamiento médico, efectos secundarios asociados con el tratamiento médico, esofagitis refractaria al tratamiento médico o síntomas persistentes para los que se ha documentado que la causa es una ERGE refractaria. [3].
Por definición, en los pacientes que padecen acidez gástrica funcional la respuesta a la supresión ácida (o neutralización) está ausente o es mínima en el mejor de los casos, y los pacientes corren el riesgo de ser enviados a cirugía por su ERGE. Por lo tanto, todos los pacientes con síntomas de ERGE remitidos a cirugía deben someterse a un monitoreo de pH de 24 horas para descartar una acidez gástrica funcional [87]. También deben someterse a manometría esofágica, un trago de bario y EGD para descartar otros diagnósticos diferenciales.
Las técnicas antirreflujo endoscópicas quirúrgicas se desarrollaron a partir de finales de los 90, pero la mayoría no prosperó debido a que su éxito fue limitado [88]. Todavía faltan datos de resultados a largo plazo para algunos procedimientos y técnicas nuevas, y estas terapias solo deben ofrecerse en el contexto de ensayos clínicos.
4.5 Manejo de las complicaciones de la ERGE
Si bien el pronóstico de los pacientes con ERGE es bueno, y hasta un 90% logran un buen control de los síntomas con un tratamiento óptimo, pueden aparecer complicaciones, entre las que se incluye el sangrado, EB, estenosis, ulceración y malignización.
Para poder proporcionar una orientación correcta en áreas con pocos recursos, a fin de evitar estudios diagnósticos innecesarios, es fundamental contar con una evaluación diagnóstica completa de la historia del paciente y su examen físico (ver secciones 3.1 y 3.2), que incluya los horarios en los que se presentan los síntomas (durante el día o la noche y en relación con las comidas) y su respuesta (ninguna, parcial o completa) a los antiácidos, H2RA o IBP.
La Cascada que se muestra en la Tabla 8 supone la ausencia de rasgos de alarma y otras causas no gastrointestinales de los síntomas, que se ha buscado y erradicado la infección por H. pylori si estaba indicado hacerlo, y que se ha descartado el uso de AINEs como causa de los síntomas.
AA, alginato–antiácido; EB, Esófago de Barrett; 2/día: dos veces al día; H2RA, antagonista del receptor de histamina H2; 1/día: diariamente; IBP-LM, inhibidor de la bomba de protones de liberación modificada; IBP, inhibidor de la bomba de protones.
Los criterios de Praga para EB brindan un sistema consensuado de clasificación endoscópica que ha sido sometido a una extensa validación interna y externa por parte de endoscopistas experimentados. Los criterios de Praga proporcionan un sistema simple para evaluar la extensión del esófago de Barrett, teniendo en cuenta la longitud del esófago distal que ocupa el epitelio de Barrett circunferencialmente (C) y el máximo (M) con referencia a la unión gastroesofágica, caracterizado por los extremos proximales de los pliegues de la mucosa gástrica y/o el “pellizco” del esfínter esofágico inferior. Se ha demostrado que diferentes endoscopistas identifican y miden estos criterios con fiabilidad. La ubicación de los puntos de referencia gastroesofágicos es fundamental para esta clasificación y también pueden ser identificados y localizados de manera confiable por diferentes endoscopistas. Este sistema de clasificación estandarizado mejora la capacidad de los médicos para medir la eficacia de los tratamientos del EB en pacientes individuales y mejora la clasificación de pacientes con EB en ensayos clínicos [89,90].
Epidemiología de ERGE en Japón
Michio Hongo
Prevalencia del reflujo gastroesofágico y síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico en Japón.
De los 6035 pacientes elegibles, 2662 (44,1%) informaron haber tenido acidez gástrica y/o regurgitación ácida en el correr del año anterior: 124 (2,1%) diariamente, 275 (4,6%) dos veces por semana, 773 (12,8%) dos veces por mes, y 1490 (24,7%) menos de dos veces por mes. A 399 (6,6%) pacientes se les diagnosticó ERGE, y no hubo relación entre la prevalencia de ERGE y el sexo o la edad.
Los estudios endoscópicos muestran que la prevalencia general de la esofagitis por reflujo en la población adulta en Japón se encuentra en la región del 14-16%.
Los porcentajes de cada motivo de consulta en relación con la totalidad de los pacientes fueron los siguientes: acidez, 27,0%; disfagia, 16,9%; odinofagia, 19,2%; regurgitación ácida, 7,1%. Los porcentajes de cada grado fueron los siguientes: grado A: 9,6%; grado B: 4,6%; y grado C + D: 2,0%.
La prevalencia de GERD comunicada en la población del este de Asia varió de 2,5% a 6,7% para al menos algunos síntomas semanales de acidez y/o regurgitación ácida, y puede estar aumentando. En los estudios de casos, la prevalencia de esofagitis por reflujo varió del 3,4% al 16,3%.
Epidemiología de ERGE en India
Shobna Bhatia
Hay varios estudios de la India que informan la prevalencia de síntomas semanales de ERGE, mostrando que oscila entre 7,6% y 19%.
Epidemiología de ERGE en Brasil
Joachim Moraes-Filho
La prevalencia de acidez gástrica (11,9%) es relativamente alta en la población urbana en Brasil, aunque es más baja que las cifras comunicadas en otros países. La acidez y la ERGE tienen una mayor prevalencia entre las mujeres, y ambas están relacionadas con la ingesta de alimentos, los alimentos grasos y picantes; la ERGE es más frecuente en personas mayores de 35 años.
Epidemiología de ERGE EN Asan-si, Corea
Young-Seok Cho
La prevalencia de ERGE entre la población de la ciudad de Asan-si en Corea fue del 3,5%. La acidez gástrica y la regurgitación ácida se asociaron significativamente con dolor de pecho, disfagia, sensación de nudo en la garganta, ronquera y asma.
Epidemiología de ERGE en Argentina
Graciela Salis
En Argentina, los síntomas típicos de reflujo gastroesofágico son altamente prevalentes a nivel nacional (la prevalencia de síntomas frecuentes de reflujo fue 23,0% (IC 95%, 20,1 a 25,9) y la prevalencia de ERGE fue 11,9% (IC 95%, 9,6 a 14,1), y los síntomas frecuentes de reflujo gastroesofágico se asocian significativamente con disfagia, sensación de nudo en la garganta y dolor en el pecho de origen no cardiaco.
Epidemiología de ERGE GERD en Rusia
Leonid Lazebnik
El ensayo MEGRE que se basó en la población, se realizó en seis ciudades de Rusia utilizando una metodología reconocida internacionalmente, y mostró que la prevalencia de ERGE es del 13,3%. La mayoría de los pacientes prestan poca atención a los síntomas; no buscan consejo médico y, por lo tanto, no reciben ningún tratamiento adecuado. Se presentó acidez gástrica en el 47,5% de los pacientes que respondieron: frecuentemente en el 9% y rara vez en el 38,5%. La regurgitación se produjo en el 42,9% de los pacientes: con frecuencia en el 7,6%, rara vez en el 35,3%.
1. Vakil N, van Zanten SV, Kahrilas P, Dent J, Jones R, Global Consensus Group. The Montreal definition and classification of gastroesophageal reflux disease: a global evidence-based consensus. Am J Gastroenterol 2006;101:1900–20; quiz 1943.
2. Moayyedi P, Talley NJ. Gastro-oesophageal reflux disease. Lancet 2006;367:2086–100.
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